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lunes, 30 de diciembre de 2019

Vanessa Springora, en su libro El Consentimiento denuncia la pedofilia de Gabriel Matzneff

Textos que sacuden el mundo de la literatura francesa. Vanessa Springora en su libro Le Consentement [El Consentimiento] que aparecerá en las librerías el 02 de enero 2020, ya está teniendo el efecto de un tsunami dice el diario Le Monde.  En un relato aterradora, que acompaña al movimiento de liberación de los testimonios de las víctimas de abuso sexual, Vanessa Springora cuenta su adolescencia robada por un famoso escritor, pedófilo y proselitista francés.

Detrás de "G.", reconocemos a Gabriel Matzneff. El decadente dandi, pedófilo asumido; pero jamás fue condenado. Tenía que pasar 30 años para que Vanessa Springora encuentre la fuerza necesaria para plasmar sus palabras sobre su adolescencia en manos del escritor.

A mediados de los años 80, bajo el cuidado por una madre divorciada, Vanessa Springora se apasionó por la lectura. El adolescente llena con la literatura el vacío dejado por un padre ausente. A los trece años, acompañó a su madre, una funcionaria de prensa de la industria editorial, a una cena. Fue allí donde conoció a G., un escritor donde ella ignora aún la reputación escandalosa. A primera vista, ella es seducida por el carisma de este hombre de letras de unos 50 años. En la actualidad Vanessa es editora en Julliard, tiene 47 años, según Le Inrocks la autora recuerda a un "hombre guapo" con "físico de monje budista demacrado", con los "ojos azules sobrenaturales" y a la presencia "cósmica".

Algún tiempo después, Vanessa Springora recibe una carta. El escritor le cuenta su necesidad "imperioso" de volver a verla. Con la finalidad de tranquilizarla, él le asegura que no le hará ningún daño. El adolescente confía en él.

La relación entre V. y G. no es una historia de amor

A los 14 años, V. (de Vanessa) está enamorada. Pero ella sabe que algo está mal. Implacable, la escritura de Vanessa Springora da la definición correcta de pedofilia.

A los catorce años, se supone que no debería estar esperado por un hombre de 50 años a la salida del colegio, se supone que no debes vivir en un hotel con él, ni encontrarse en su cama, su pene en la boca, a la hora de la merienda”.

Porque la relación entre V. y G. no es una historia de amor. "G. hizo profesión de tener relaciones sexuales solo con niñas vírgenes o niños que apenas llegaban a la pubertad para describir la historia en sus libros", describe la autora. Junto a la relación íntima y dolorosa, Vanessa Springora vuelve a mediados de los 80, cuando se cuestionaba la prohibición de las relaciones con menores. Los llamamientos a la revisión del Código Penal son firmados por los más grandes intelectuales (Aragón, Barthes, Sartre, entre otros) para despenalizar las relaciones sexuales con menores de edad. Y la prensa, en nombre de la liberación de los hábitos, apoya a los que declaran que "impedir la sexualidad juvenil es una cuestión de opresión social", escribe France Info.

Gozar sin impedimentos, el lema de libertad de los años 68, se convierte bajo la pluma de Vanessa Springora, un grito de dolor hasta la más profunda de su intimidad.
¿Quién es Gabriel Matzneff?

Vanessa Springora, según France Info, escribe sobre el pedófilo en la página 130 del libro El Consentimiento. "Este hombre no se deja llevar sólo por el mejor de los sentimientos. Este hombre no era bueno. Era lo que aprendemos a temer desde la infancia: un ogro".

En Francia cuando hay evidencias y pruebas de pedofilia y cuando se trata de las élites intelectuales, artistas, políticos, etc. no son investigados ni condenados. El tema se vuelve tabú.

France Info hace referencia a una nota del diario Le Monde, que recuerda lo que Matzneff había declarado en 1975 para la televisión Antenne 2: “Y creo que nada puede pasarle más hermoso y más fecundo a un adolescente que vivir un amor. Ya sea con alguien de su edad (...), pero quizás también con un adulto que lo ayuda a descubrirse a sí mismo, a descubrir la belleza del mundo creado, la belleza de las cosas ".

El silencio ensordecedor de los escritores franceses.

En 1990 (hace 30 treinta años), en la televisión francesa, un animador tuvo entre sus invitados a Gabriel Matzneff y a la escritora canadiense Denise Bombardier, quien tuvo la valentía de enfrentarse y condenar lo que éste publica en su libro tras escuchar algunos extractos. “Creo que vivo actualmente en otro planeta. Porque yo vengo de un continente donde existe ciertas cosas que creemos. El señor Matzneff me parece penoso. Lo que no entiendo, es que en este país (…) la literatura entre comillas sirve de pretexto para este tipo de confidencias. Porque, lo que nos cuenta el señor Matzneff en su libro es muy aburrido. La repetición es extremadamente aburrida, el libro termina siendo poco interesante, inútil. El señor Matzneff nos cuenta que él sodomiza a las niñas de 14, 15 años; que estas niñas estas locas por él. Conocemos bien que las niñas pueden estar locas por un señor que tiene una cierta aura literaria; por otro lado, sabemos que los viejos señores atraen a los niños con bombones. El señor Matzneff, él los atrae con su reputación. Pero, lo que no sabemos, es como estas niñas de 14 o 15 años, que no solamente fuero seducidos, sino que han soportado lo que se llama en la relación entre los adultos y los jóvenes, un abuso de poder; ¿Cómo superan ellas estos problemas? Yo creo que estas niñas están arruinadas y la gran mayoría de ellas arruinadas puede ser por el resto de sus días”. Por su parte Gabriel Matzneff trató de justificar sus escritos: “En este libro, hay encuentros de amor, de seducción recíproco (…) No solo niñas de 14 años, hay quienes tienen 2 o 3 años más, tienen edad suficiente para vivir el amor. Ellas se encuentran con un hombre que no es un monstruo feo, quien es relativamente letrado, muy bien educado, quizás muy gentil y quien tal vez los haga muy felices. Yo le prohíbo a usted de hacer este tipo de juicios. Primero porque un libro, es una escritura, es un tono, es un universo”. A lo que la madame Bombardier respondió: “La literatura no puede servir de pretexto, hay límites incluso en la literatura”.

El diario La Croix, toma un extracto de las palabras de Vanessa Springora escritas en El Consentimiento: “Creo que es extremadamente difícil deshacerse de tal retención, diez, veinte o treinta años después. Toda la ambigüedad de sentirse cómplices de ese amor que forzosamente hemos sentido, de esa atracción que nosotros mismo hemos suscitado, nos ata las manos aún más que los pocos adeptos que quedan de G. en el mundo literario”.

Para terminar, France Info toma otro pasaje del libro. 

"Cualquier otro individuo que publique (..) la descripción de su relación sexual con un adolescente filipino o se jacte de su colección de amantes de catorce años (...) sería inmediatamente considerado como un criminal. ¿La literatura lo excusa todo?"

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