El pequeño libro La terre qui demeure (La tierra que permanece) de Claude Michelet, un agricultor y escrito francés, nos cuenta como llegó el “progreso” a los pequeños pueblos de la Francia en los años 60.
A la localidad de Aulnes, un pueblo pequeño, donde todos eran agricultores, llegó la explotación de Uranio. Muchos agricultores vendieron sus propiedades para minería. Con esto, la tranquilidad del pueblo fue interrumpido. La explotación estaba a los alrededores del pueblo, pero eso no era impedimento para que Fayatte y Valarie, dos socios dedicados a los negocios llegaran al pueblo con la intención de comprar los terrenos de los agricultores bajo un falso argumento.
La gran mayoría, tentado por el dinero, habían vendido individualmente muy fácil sus propiedades. Pero el señor Bordare y el señor Garnac no quisieron vender sus terrenos, siendo objeto de burla por parte de los nuevos “ricos” y vecinos que se quedaron con casi nada de propiedad. Llevándoles inclusive a las confrontaciones entre ellos.
Mientras Fayatte y Valarie intentan convencer por todos los medios a los dos agricultores para concretar la venta y compra; en una reunión donde asistieron todos los vecinos, el señor Garnac expuso las razones por la cual no va a vender su terreno y como Fayatte habían convencido a los otros con engaños. Descubierto sus verdaderas intenciones, los hombres de negocios desaparecieron.
Producto de esa revelación, los agricultores vuelven a confiar en ellos e inician un proyecto en común donde los beneficios serian repartido según el aporte de cada agricultor.
N esta novela Claude Michelet, escrito solo en casi un mes (05 de diciembre 1964 y 08 de enero 1965), nos muestra su gran afecto y amor por la tierra, una gran sobriedad frente a los que aman las cosas materiales.
Libro: La terre que demeure, Éditions France Loisirs, Pocket ; 2005. 188 pages.
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