Hace algunos años, una mañana escuche por la radio sobre una película basada en la novela “L’amour dure trois ans” (El amor dura tres años) del francés Frédéric Beigbeder. Después de esa fecha, siempre escuchaba sobre el libro, hasta que por fin lo leí (después de tres años).
Con el texto “el amor es un combate perdido de antemano”, inicia la pequeña novela de Beigbeder. Y, para demostrar lo que afirma a lo largo del libro, se sirve de las contradicciones de nuestra sociedad, de las cifras de una organización mundial, de los estudios científicos.
En un inicio, Beigbeder está convencido de que el amor es como un ciclo que debe repetirse cada tres años y, que el “matrimonio es una estafa infernal, una mentira organizada donde nosotros [junto a Anne, su esposa] habíamos fenecido como dos niños”.
¿Qué hacer cuando uno esta casado y se enamora de otra que también está casada? Marronier el mundano tiene sus estrategias para todo eso. Producto de eso, llego a los brazos de Alice (esposa de Antoine).
Beigbeder en “el amor dura tres años” resume o divide en tres etapas la vida de una pareja:
“Al inicio, todo es hermoso, incluso usted […] Durante un año, la vida no es más que una sucesión de mañanas soleadas, incluso la tarde cuando cae la nieve. Usted escribe libros sobre eso.
El segundo año, las cosas comienzan a cambiar. Usted se volvió tierno. Usted esta orgulloso de la complicidad que se estableció con vuestra pareja. Usted comprende a vuestra mujer “a media palabra”; qué alegría de no ser que uno […] Ustedes hacen al amor con mejor frecuencia cada vez y usted cree que no es grave. Usted está convencido que cada día solidifica vuestro amor aunque el fin del mundo está cerca.
El tercer año, usted ya no puede dejar de observar las señoritas frescas que alumbran la calle. Usted no habla más a vuestra mujer […] Ustedes salen con mayor frecuencia: eso les da una excusa para no más echarse un polvo. Viene pronto el momento donde usted no soporta más a vuestra esposa un segundo de más, porque usted se enamoró de otra”.
“Los mundanos son seres solitarios pedidos en una abundancia de conocimiento confuso. Ellos se aseguraran a puñetazos. […] Ellos se dan una ilusión de importancia saludando a las gentes celebres, aunque ellos mismos no hacen nada…. Ellos se las arreglan para frecuentar sólo lugares extremadamente ruidosos para no poder hablar. Las fiestas fueron dadas al hombre para permitirle esconder su capacidad de reflexión.”
Las fiestas fueron dadas al hombre para permitirle esconder su capacidad de reflexión. |
Y, para no reflexionar sobre la ruptura de su matrimonio después de tres años con Anne, Marronier decide simplemente celebrar la desunión: “¡Youpi! Me divorciéééé”, grita Maronnier en medio de la pista de baile.
Beigbeder incluso hasta hace comparaciones con la existencia de otros seres:
"Un mosquito dura un día, una rosa tres días. Un gato dura trece años, el amor tres. Es así. Primero hay un año de pasión, luego un año de ternura y al final un año de aburrimiento.
El primer año, decimos: “Si tú me dejas, te mato”.
El segundo año, decimos: “si tú me dejas, yo sufriré pero lo superaré”
El tercer año, decimos: “si tú me dejas, abro el champán con un sable”".
Pero no solo eso, Beigbeder también dice que existen otras alternativas para seguir hasta el final: “Después de tres años, una pareja debe separarse, suicidarse, o tener hijos, estos son las tres maneras de mantener su fin”.
Desde el punto de vista químico, “el amor desaparece al final de tres años”, según la lectura de Marc Marronier, "el amor es una presión efímera de dopamina, de noradrenalina, de prolactina, de luliberina y de oxitocina. Una pequeña molécula, la feniletilamina, desencadena sensaciones de júbilo, de exaltación y de euforia".
Muy similar en su novela 99 Francos, donde la publicidad impone sus patrones a seguir, Beigbeder nos recuerda que también “la sociedad nos engaña: ella les vende el gran amor mientras que científicamente demuestra que estas hormonas dejan de actuar después de tres años”.
En esta novela, tras el personaje de Marc Marronier, está el mismo Frédéric Beigbeder, porque cuando estaba por cumplir los tres años junto a Alice (que dejó a su esposo Antoine), alguien le saluda: “Hola, mi amigo Marc Marronier”, él responde “Marc Marronier está muerto. Yo lo maté. A partir de ahora aquí no hay más que yo y, yo me llamo Frédéric Beigbeder”.
Una muy agradable novela, fácil de leer, una historia donde seguramente más de uno podrá identificarse o reconocerse en algún pasaje de la obra. A leer absolutamente.
Libro : L’amour dure trois ans, Frédéric Beigbeder, édition revue par l’auteur, éditions Grasset & Fasquelle, 1997.
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